Como me cuesta mucho presentarme, mejor voy a compartir algunas apreciaciones sobre cómo veo mi trabajo.
Siempre me he encontrado en la disyuntiva de si el trabajo como diseñador es una expresión artística, un servicio, o ambos a la vez.
Después de acabar mi carrera de diseñador en Barcelona y San Francisco di algunas vueltas en esto del diseño gráfico en casi todas sus modalidades, la publicidad y el marketing, intentando descubrirME en todo esto, que en resumen es comunicar a través de imágenes y tipografías.
A medida que iba pasando el tiempo me vi divagando en el dilema de cuánto debe uno implicarse emocionalmente con su trabajo, y no confundir emoción con interés, que se supone que tenemos suerte de hacer lo que nos gusta. Pero ese momento en que tu trabajo “creativo” se ve juzgado por tu cliente o por quien sea, es aquí donde los diseñadores nos comenzamos a dar hostias contra el mousepad. Cuando comenzamos a diferenciar entre dar un servicio y la mera expresión artística personal. Esta experiencia comenzó a ponerme los pies en la tierra y a hacerme replantear mi modo de involucrarme en mi trabajo. Comencé a crearme un mundo donde poder expresarme de una manera más libre, paralelamente con mi trabajo.
Todo iba muy bien, y parecía encajar cómodamente en esta nueva doble vida. Pero al cabo de un tiempo comencé a descubrir que en mi rutina de “director de arte” a sueldo completo para una agencia, poco a poco este otro “mundo” comenzaba a coexistir inconscientemente, y que todo aquello que ponía en practica en un espacio más personal se comenzaba a colar. Sin darme cuenta esa doble vida comenzaba a diluirse.
A mi modo de ver, vivimos en un mundo donde todo debe ser estructurado; y segmentado: ahora trabajo, ahora estoy con mis amigos, ahora estoy meditando en la inmortalidad de Yoshi el dinosaurio de Mario Bros, y luego me voy de compras (Segmentándonos, es la forma más fácil que tienen las marcas de “instalar” mensajes en nuestro subconsciente).
La expresión creativa no pasa por ahí. Entra a lubricarse cuando todo esto converge caóticamente y lo materializamos con criterio, buen gusto y sobre todo actitud abierta, donde lo diferente o desconocido es una oportunidad para aprender algo nuevo y llenar este disco duro ya tan saturado de información, que al final no sabemos ni que hacer con ella.
Pues bueno, para hacerla más corta y simple, como le digo a Lluis mi copywriter “Hazlo corto que en internet la gente no lee”, aquí que les dejo con algunas imágenes de esa etapa más personal donde todavía nadie me decía “Por favor pon el logo mas grande”. Espero que lo disfruten. Mucho amor, paz y respeto. á
No hay comentarios:
Publicar un comentario